Enclavado en el corazón del eje cafetero de Colombia, al oeste de la bulliciosa capital, Bogotá, el paisaje del Departamento de Risaralda alberga una impresionante diversidad de ecosistemas, culturas y economías. La región abarca ciudades, campos de cultivo, comunidades indígenas y el Hotspot de biodiversidad Tumbes-Chocó-Magdalena. Durante los últimos 15 años, el gobierno, la academia, el sector privado y los líderes regionales y locales han unido sus fuerzas a través del Bosque Modelo Risaralda (BMR), una alianza que trabaja para gestionar los ecosistemas y recursos del paisaje de forma holística en beneficio de la biodiversidad y las comunidades de la zona.
Risaralda es parte de la Red Latinoamericana de Bosques Modelo (RLABM) que trabaja desde 2002 para promover la gestión participativa y la gobernanza en paisajes forestales de América Latina y El Caribe. A su vez, la RLABM forma parte de una red mundial denominada Red Internacional de Bosques Modelo. Este bosque modelo se unió a ambas redes en 2008 y rápidamente fortaleció la acción coordinada entre agricultores, organizaciones comunitarias, universidad y gobierno local para preservar la rica biodiversidad de la zona, como por ejemplo el bosque de Guadua (Guadua angustifolia), un tipo de bambú único en su género.
A pesar de los importantes avances logrados por los Bosques Modelo en la generación de alianzasen la región, siguen existiendo obstáculos para una colaboración efectiva. Estos retos adoptan muchas formas, desde el acceso a la tecnología, fuentes de financiamiento u oportunidades para la generación e intercambio de conocimiento. Ante la complejidad de las iniciativas a escala de paisaje, la co-creación e implementación de soluciones innovadoras para enfrentar estos y otros retos es esencial para el éxito de estas alianzas.
La identificación de barreras y oportunidades regionales fue el tema central de la XXI Reunión del Directorio de la Red Latinoamericana de Bosques Modelo desarrollada noviembre del año 2022. Miembros de más de 35 Bosques Modelo se reunieron en la ciudad de Pereira para reflexionar sobre los logros del año y explorar las formas de colaboración para el crecimiento futuros. El grupo incluyó representantes de 15 países, entre ellos miembros de instituciones de apoyo como el CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza), CUSO Internacional, la Red Internacional de Bosques Modelo (con sede en Canadá) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).
Qué funciona, qué no, y cómo solucionarlo: Un ejercicio para la búsqueda de soluciones
La iniciativa 1000 Paisajes para 1 mil millones de personas (1000L), uno de los socios más recientes de la RLABM, facilitó un taller interactivo para buscar soluciones a los principales retos de los Bosques Modelo, en el que los participantes analizaron cómo podrían adaptar las herramientas de 1000L para abordar sus retos.
El taller se centró en tres áreas críticas para la Gestión Integrada del Paisaje (GIP): Uso de la tecnología, la creación de capacidades, y financiación para el trabajo a escala de paisaje. Para cada una de estas categorías, los participantes identificaron los éxitos y los retos que deben ser abordados para alcanzar las metas de sus respectivos paisajes.
La primera sesión se centró en cuestiones relacionadas con el acceso y adopción a las tecnologías, así como en los obstáculos y las oportunidades de adoptar nuevas herramientas digitales para apoyar la gestión de los paisajes. Los asistentes resaltaron la dificultad que tienen los usuarios de tierras para adquirir y adaptar tecnologías, a veces costosas en términos monetarios, a las necesidades y el contexto de las comunidades rurales. Muchas de estas comunidades suelen no tener la capacidad o la infraestructura necesarias para recopilar, almacenar y difundir información de forma eficaz. Esta barrera puede reducir la disponibilidad y precisión de los datos y, en última instancia, repercutir en su uso para la elaboración de políticas y la toma de decisiones.
Para abordar algunos de estos problemas, los Bosques Modelo mencionaron el uso de la ciencia ciudadana como una solución.. La ciencia ciudadana es una forma de generar conocimiento de forma colaborativa con la integración de la comunidad científica y la participación directa de la ciudadanía, permitiendo a los propios usuarios desarrollar soluciones tecnológicas que respondan directamente a sus necesidades. Los participantes destacaron los ejemplos del Bosque Modelo Chiquitanía Sostenible (Bolivia) y una iniciativa de vigilancia de aves con teléfonos móviles en el Bosque Modelo Chorotega (Guanacaste, Costa Rica). A partir de estos estudios de casos, los participantes descubrieron una oportunidad para implicar a los jóvenes en la GIP.
Buscadores y guardianes del conocimiento: Una gestión del conocimiento más equitativa y accesible
Adquirir, gestionar y compartir información en el campo de la GIP es un proceso continuo que implica una compleja serie de pasos: investigación y generación de conocimientos, reflexión crítica, difusión y comunicación de información y mensajes clave, y el desarrollo de capacidades. Durante el taller, los participantes criticaron el enfoque descendente (top-down) de investigación y capacitación aplicada por los organismos gubernamentales y de desarrollo, que a menudo excluye los aportes de los actores locales. Además, los participantes resaltaron que la gestión de conocimiento debe considerar y reconocer el contexto y los saberes que tienen las personas que viven y trabajan en cada paisaje. En este sentido, es crucial integrar a nivel territorial los conocimientos científicos y tradicionales y que respondan al contexto cultural e histórico de cada paisaje.
Además, los participantes relevaron los sistemas de comunicación e intercambio de información como un factor para el éxito de la gestión y el intercambio de conocimientos. Así, para una gestión del conocimiento inclusiva y eficaz a escala de paisaje, los representantes de los Bosques Modelo señalaron que es necesario alinear las agendas y prioridades institucionales, resolver las barreras lingüísticas entre los actores, superar los enfoques de trabajo aislados entre los ministerios y sectores, e incidir en la política nacional y subnacional (por ejemplo, en relación con el cambio climático).
Finalmente, los asistentes señalaron que a nivel regional, aún es necesario mejorar el uso oportuno de la información para la toma de decisiones por parte de los stakeholders del territorio, Para abordar esto, una estrategia podría ser la planificación e implementación de asistencia técnica con una visión a largo plazo que integre la gestión del conocimiento como un proceso cíclico y continuo. En este sentido, el análisis en profundidad, la segmentación y la priorización de los actores clave podrían contribuir a la eficacia y eficiencia de los procesos de generación de capacidades.
Reorientar los flujos financieros: Cómo la financiación adecuada con la infraestructura adecuada puede contribuir al florecimiento de los paisajes.
El taller culminó con el componente de financiamiento del paisaje y el papel de las instituciones financieras en el apoyo a las actividades en terreno. Los participantes identificaron que el financiamiento para las actividades a escala de paisaje exige un análisis complejo de los factores legales y reglamentarios, y la comprensión de los flujos de recursos financieros hacia y desde cada territorio. Además, estos coincidieron en que la gestión para el financiamiento no está al alcance de todos los paisajes, y que es necesario establecer relaciones para garantizar la continuidad de los procesos de acceso a la financiación y el mantenimiento de los conocimientos intergeneracionales sobre el paisaje.
Otro problema es la falta de coherencia y coordinación en la gestión de los fondos de los proyectos entre las distintas fuentes de financiación. Esto dificulta a los responsables del paisaje la recopilación, organización y almacenamiento de información financiera. Este reto se complejiza con la cantidad de información financiera que es necesaria para las propuestas de inversión, y que los Bosques Modelo no suelen recopilar.
Muchos participantes también señalaron que los intermediarios, como las agencias de desarrollo y las organizaciones de la sociedad civil, a menudo resultan ser un obstáculo para obtener financiamiento debido a los elevados costos indirectos, que suelen consumir una parte significativa del recurso antes que lleguen a las partes interesadas en el terreno. En última instancia, esto puede mermar la capacidad de construir proyectos sólidos y realizar análisis asociados que informen sobre el potencial de un paisaje para ser financiado en una cartera. Este riesgo es mayor con herramientas complejas que tienen requisitos de inversión estrictos, como los bonos y créditos de carbono o biodiversidad, que requieren inversiones financieras y de tiempo significativas.
Junto a las barreras a la financiación, los representantes de los Bosques Modelo destacaron experiencias positivas en el desarrollo de instrumentos financieros en sus territorios como el pago por servicios ambientales, los créditos o bonos de carbono, tasas a los usuarios del agua, y fideicomisos de conservación. Además, resaltaron que el tipo de sistemas de pago basados en resultados es una estructura interesante, y a través de la cual el sector público podría canalizar inversión de forma más eficaz a escala de paisaje. Finalmente, los asistentes manifestaron un gran interés por colaborar con los sectores financieros público y privado en inversiones en clima, biodiversidad y sostenibilidad.
Pese a las barreras y la dificultad de su abordaje, los participantes de la reunión anual de la RLABM manifestaron que que el enfoque de paisaje, así como la mejora de la tecnología, el desarrollo de capacidades y la financiación son una oportunidad para el proceso Bosque Modelo y los territorios que involucran.